Parroquias de Alcadozo y Liétor: 2012

EL EVANGELIO DEL DIA 18 DE DICIEMBRE


MARTES








EVANGELIO

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le  pondrá por nombre Enmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Mateo 1, 18-24




COMENTARIO
El evangelio de Mateo está lleno de citas y referencias al Antiguo Testamento. Los

destinatarios de Mateo eran casi todos de procedencia judía. Mediante este recurso literario, entendieron que en la persona de Jesús se habían cumplido las promesas que Dios había hecho desde los tiempos antiguos.
En el texto que leemos hoy aparece la primera cita del Antiguo Testamento. Esta cita intenta mostrarnos el significado global de la persona de Jesús: «Enmanuel», expresión hebrea que significa «Dios-está-con-nosotros»
El evangelio cita directamente una profecía del profeta Isaías: «Mirad: una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le  pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros». La concepción virginal de Jesús de Nazareth es relacionada con el anuncio del nacimiento de «Enmanuel», un niño que fue un signo de Dios para la salvación del pueblo.
Mateo (1,21-23) citando el texto griego del Antiguo Testamento, nos comunica la convicción que tenían los primeros cristianos de que la concepción y el nacimiento de Jesús fueron extraordinarios, como convenía al Mesías esperado, al salvador del mundo, al Hijo de Dios. Quienes conocieron a Jesús le llamaron con el nombre de «Yehoshuá». Se trata de un nombre compuesto por dos conceptos: Dios + Salvación (Yahvé+Oseas = Yehoshuá), que significa “Dios es salvación”.
Pero el evangelio de Mateo le añade también un sobrenombre que complete el significado de su vida, persona y misión: «Enmanuel». La partícula «el» es la forma breve de «Elohim»; uno de los nombres que en hebreo se aplican a Dios. Enmanu-el significa «Dios-con-nosotros». Más que un nombre propio, se trata de la primera definición que Mateo nos da sobre el sentido de la vida y persona de Jesús de Nazareth.


EL EVANGELIO DEL 11 DE DICIEMBRE

MARTES









EVANGELIO
Dijo Jesús a sus discípulos:

«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños».
Mateo 18, 12-14 



COMENTARIO

El evangelio de hoy forma parte de las reflexiones que los primeros cristianos se hicieron sobre la Iglesia y sobre el perdón a los hermanos.
La imagen del pastor y el rebaño es clásica en toda la Biblia. Mediante esta imagen se expresó la misión de Abraham, de Moisés, del rey David... Los grandes personajes del pueblo de Israel habían sido pastores.
El libro del profeta Ezequiel da un paso más: indica que Yahvé en persona será el pastor de su pueblo al final de los tiempos. Este Buen Pastor (Yahvé) realizará múltiples acciones positivas para liberar al pueblo que sufre: Buscar, llevar sobre los hombros, alimentar, liberar, defender de los peligros, apacentar, sostener, vendar a las heridas, buscar a la oveja persida, cuidar a los corderos...
Mateo utiliza esta imagen para definir cómo tienen que ser las relaciones en el seno de la Iglesia, es decir, entre los miembros de la comunidad cristiana. Los primeros cristianos tuvieron muy claro que no se puede abandonar a alguien por el hecho de que sólo sea “uno” o por el hecho de ser “pequeño”. Al narrar la parábola, Mateo pensaba en la responsabilidad de los dirigentes de las Iglesias. Los responsables de las comunidades cristianas del siglo I deben actuar a imagen del Buen Pastor, cuidando con solicitud de todos aquellos que les han sido encomendados.



LA INMACULADA CONCEPCIÓN


María inmaculada: Pío IX (8 de diciembre de 1854)


Afirmar que María fue concebida sin pecado original equivale no sólo a afirmar que el pecado no forma parte de nuestra humanidad tal como ha sido creada por Dios (i.e. se puede ser plenamente humano sin tener nada que ver con el pecado y este es el caso de María y de Jesús), sino que Dios sigue garantizando – a pesar de todos los horrores de la historia pasados y presentes, a pesar de la opacidad de tantas situaciones de injusticia – que todos sin excepción podemos llegar un día a vivir sin pecado, a ser plenamente humanos, plenamente divinos. El pecado nunca es fruto de la libertad sino únicamente del miedo a la libertad, del miedo a amar como Dios ama. Por eso no sólo se puede ser plenamente humano sin pecado, sino que la ausencia de pecado (la ausencia de miedo) es la condición de posibilidad de esta plenitud, es el horizonte hacia el que avanzamos. La vida sin pecado de María y de Jesús es una anticipación escatológica en la historia de lo que nos será posible a todos con la gracia de Dios, esto es, nuestra plena divinización que es lo mismo que nuestra plena humanización.


Así pues, ¿la dificultad de ver en María un modelo de humanidad plena no tiene ningún fundamento, ha surgido de la nada? No. No creo que haya surgido de la nada, pero es muy importante precisar que la dificultad no nace de la ausencia de pecado de María (si así fuera, deberíamos tener la misma dificultad con Jesús y entonces la redención misma – que se basa en la plena humanidad de Jesús – quedaría vacía de contenido), sino de la ausencia de tentación. El problema es pensar que María no tuvo ‘tentación’. Y eso no lo dice ningún dogma. María, como Jesús, tuvo tentaciones. María, como Jesús y como nosotros, tuvo que decidir en cada momento concreto del espacio y el tiempo de su existencia qué cosa es amar. Que María naciera sin pecado original no implica que no pudiera pecar. Podía. Como Jesús, que también podía (cf. el evangelio de las tentaciones; Mc 1, 13 y paralelos).

La respuesta libre y responsable de María hizo posible el advenimiento de Dios en la historia sin el cual no habría habido Redención. Dios no nos podía haber salvado sin el ‘Sí’ libre de María. Es en este sentido que Juan Pablo II proclamó María Co-redemptora. La dinámica de la co-redempción, al igual que la de la co-creación, es única en María pero no es exclusiva de ella sino que se hace extensiva a todos nosotros. También en nosotros es verdad que la redención no puede llevarse a cabo sin nuestro ‘Sí’ libre y responsable. El mensaje de Dios es claro y fue bellamente expresado por san Agustín: Dios nos ha creado sin nosotros, pero no nos puede salvar sin nosotros. Esta es nuestra dignidad. La dignidad que corresponde a nuestro ser imagen de Dios, a nuestra libertad. Tanto para la co-creación como para la co-redención es María ‘lugar teológico’ en su humanidad realizada que da a luz a la Luz.

No hay ningún dogma que diga que María no fue tentada. La historicidad plena y total de Jesús es la misma que tiene María, a quien el viejo Simeón anuncia que una espada le atravesará el alma (la psiqué). El dolor que sufre María al pie de la cruz y que la tradición artística ha convertido en uno de los principales arquetipos del dolor humano, es auténtico de igual manera como es auténtico el dolor de Jesús en Getsemaní. Los caminos de Dios no son los nuestros. María, como Jesús, no lo entiende todo, no anda mágicamente protegida de la duda ni de la angustia y debe decidir por sí misma qué es amar en cada momento, también al pie de la cruz, cuando el amor parece irremediablemente vencido.

Al inicio del evangelio de Lucas encontramos un díptico que establece un paralelo y a la vez un contraste entre la escena del anuncio del ángel a Zacarías y a María. En ambos casos, el mensaje de parte de Dios parece imposible de realizar ya que objetivamente no se dan las condiciones necesarias. Tanto Zacarías como María expresan su perplejidad: Zacarías dice que a su mujer Isabel hace años que le ha pasado la edad de concebir y María dice que no conoce varón. Y, a pesar del estricto paralelo de la reacción de Zacarías y de María, Zacarías es castigado y se queda mudo, sin poder proclamar la Palabra de Dios ni hablar de lo que le ha sido revelado, y María en cambio es honrada y parte al instante llena de gozo a cantar por las montañas el anuncio del ángel. ¿Qué ha pasado? La diferencia entre Zacarías y María no es que Zacarías duda y María no, no es que Zacarías piensa y razona con la lógica y María no, no es que Zacarías tiene criterio propio y María no. La diferencia implícita en el relato es que Zacarías absolutiza el propio horizonte de comprensión y María no. María, al igual que Zacarías, expresa su objeción, pero a continuación, a diferencia de él, da testimonio con su fiat de la confianza radical que es condición sine qua non de nuestra relación con Dios. Vivir de fe, como María y como Jesús, implica estar dispuesto a comprometerse por amor más allá de la propia capacidad de comprensión, y esta actitud basa su razonabilidad en el hecho de haber experimentado previamente que el propio horizonte de comprensión tiene límites que no se corresponden con la realidad objetiva.

El punto decisivo de la inmaculada concepción de María para el cristianismo del futuro es que cualquier persona es totalmente redimible porque su pecado no pertenece a su esencia y porque lo único que Dios le pide es un acto de confianza que está siempre a su alcance.

Teresa Forcades

EL EVANGELIO DEL 7 DE SEPTIEMBRE


VIERNES










EVANGELIO
Cuando se marchó de allí, al pasar lo siguieron dos ciegos pidiéndole a gritos: «Ten compasión de nosotros, Hijo de David»

Al llegar a la casa, se le acercaron los ciegos; Jesús les preguntó: «¿Tenéis fe en que puedo hacer eso?»
Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Que se os cumpla según la fe que tenéis» Y se les abrieron los ojos. Jesús les avisó muy en serio: «Mirad que nadie se entere». Pero cuando salieron hablaron de él por toda aquella comarca.
Mateo 9, 27-31

COMENTARIO
Los protagonistas del texto son dos ciegos que se acercan a Jesús en busca de salvación. Están convencidos que Jesús puede sacarlos de sus tinieblas. El evangelista aprovecha esta historia de Jesús para ofrecer una enseñanza sobre el camino que debe seguir los discípulos.

El hecho de que los dos ciegos aclamen a Jesús como «Hijo de David» significa que no conocen su verdadera realidad. Llamarle «Hijo de David» es entender a Jesús como un Mesías político y nacionalista, al estilo del rey David que dirigió los ejércitos de Israel en luchas constantes hasta conseguir ensanchar sus fronteras. Proclamar a alguien como «Hijo de David» suponía un peligro en tiempos de Jesús porque la ciudad de Jerusalén estaba dominada en lo social y en lo político por el Sumo Sacerdote, y la clase sacerdotal era tradicionalmente antagonista a los reyes de Israel.
Aquellos dos invidentes son «ciegos» porque consideran a Jesús como a un Mesías político... Jesús, a pesar de ello, les atiende en su ruego.
«La casa» en la que Jesús acoge a los ciegos es la casa de la suegra de Pedro, situada en la ciudad de Cafarnaún. Jesús hizo de esta casa un lugar para la acogida, la oración, la enseñanza a sus discípulos... En el texto de hoy «la casa» es símbolo de la comunidad cristiana, que debe ser el lugar donde se acerquen con confianza los necesitados.
Ante la fe de los ciegos, Jesús toca sus ojos y pronuncia una frase en todo semejante a la que dijo al centurión («Que se cumpla según vuestra fe»).Dar vista a los ciegos era uno de los signos de la salvación definitiva, anunciada por los profetas. Las tinieblas se desvanecen ante la revelación de Dios. «Abrir los ojos a los ciegos» representa, por tanto, sacarlos de la esclavitud y ponerlos en el camino de una vida en plenitud. El texto ofrece una enseñanza a los cristianos de las primeras comunidades: La fe es un camino progresivo. Primeramente existe un acercamiento a Jesús, a veces imperfecto... Poco a poco se nos van abriendo los ojos para conocer el verdadero rostro de Jesús.

El cristiano anuncia la fe en Cristo de forma flexible y gradual. 

EL EVANGELIO DEL 6 DE DICIEMBRE

JUEVES








EVANGELIO
Dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente».

Mateo 7, 24-27


COMENTARIO
«La roca» era una imagen muy interesante para las personas del país de la Biblia: Permitía orientarse en el desierto, defenderse sobre ella de los animales salvajes y de los perseguidores. A su sombra una persona se resguardaba del castigo del sol, e incluso podría encontrar agua entre sus grietas. Muchas ciudades, entre ellas Jerusalén, fueron construidas sobre formaciones rocosas. Pero la «Roca Firme» es Yahvé. Dios es la Roca que no cede nunca, sobre la cual se puede estar seguro.


El texto de hoy nos invita a construir la Navidad sobre los valores de la fe; aquellos que permanecen a través del tiempo. La Navidad que se nos ofrece desde los medios de comunicación se sustenta sobre arenas inconsistentes del consumo y la alegría vacía. El Evangelio de hoy es una invitación a centrarnos en el Señor.


El cristiano trabaja en sus distintas tareas por una serie de valores que ayudan a construir una sociedad sólida, sustentada en aquellas convicciones que dan densidad a la vida. La Navidad puede ser un excelente tiempo para subrayar algunos valores que contribuyen al crecimiento humano y cristiano. Pero una Navidad de consumo también puede convertirse en tiempo vacío que en nada contribuye a sustentar la vida en convicciones firmes.

EL EVANGELIO DEL 5 DE DICIEMBRE

MIÉRCOLES


EVANGELIO

Pasando junto al lago de Galilea Jesús vio a dos hermanos: a Simón al que llaman Pedro y a Andrés, que estaban echando una red en el lago, pues eran pescadores.

Les dijo:
-Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Inmdiatamente dejaron las redes y le siguieron.
Pasando adelante vio a otros dos hermanos: A Santiago y a Juan, hijos del Zebedeo, que estaban en la barca repasando sus redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Mt 4,18-22

COMENTARIO
El evangelio de hoy narra la llamada de los primeros discípulos según la versión de Mateo. El escenario del relato es la ribera del lago de Galilea, también llamado lago de Tiberíades o de Genesaret. Tiene 21 kilómetros de largo y 11 km. en su parte más ancha. La superficie del agua está a más de 200 metros bajo el nivel del mar Mediterráneo. El caudal del agua procede del río Jordán y de algunos manantiales que nacen en sus orillas. En sus riberas había abundante pesca, aunque escasa variedad de peces. Existía una floreciente industria de salazón de pescados.

No resulta difícil imaginarse a Jesús paseando por este hermoso lugar y observando a los pescadores en sus faenas ordinarias. Aquí vio a dos hermanos (Simón y Andrés) y los invitó a seguirlo. La acción de Jesús comienza por la mirada y prosigue con la palabra.
Cuando el evangelio subraya las palabras «pesca» y «pescadores», no sólo está describiendo la realidad histórica en la que vivieron los primeros apóstoles, sino que está también recordando textos del profeta Ezequiel. Este profeta describe la nueva creación de Dios, como un gran caudal de agua pura, limpia y llena de multitud de peces que serán pescados por pescadores que echarán sus redes en esas aguas. (Ezequiel 47, 10-11)
Del apóstol Andrés se nos dice en el evangelio que era hermano de Pedro. Su nombre no es hebreo, sino griego, cosa habitual en Galilea, si tenemos en cuenta que en aquella región convivían ciudades de cultura judía con otras eminentemente griegas. Andrés es una persona en constante proceso de búsqueda. Comenzó siendo discípulo de Juan Bautista. Se entusiasmó con el proyecto de este profeta que enseñaba a cambiar la propia vida para cambiar la situación del pueblo de Israel. Siguiendo las orientaciones de Juan Bautista se acercó a Jesús y comenzó a seguirle. El cristiano se siente llamado por Jesús para anunciar su salvación; una salvación que no sólo se dice de palabra, sino que se concreta en acciones diarias.



EL EVANGELIO DEL 4 DE DICIEMBRE


MARTES

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

COMENTARIO
El evangelio de hoy presenta a un Jesús entusiasmado, contento y agradecido a Dios Padre... Algunos autores denominan a este texto: el “Magníficat de Jesús”.¿Por qué está Jesús contento y lleno de alegría? Jesús ha enviado a setenta y dos discípulos a anunciar el Reino de Dios, a curar a los enfermos, a devolver la alegría a los tristes, a llenar a los pobres de esperanza...  Los setenta y dos discípulos, que en su mayoría son sencillos pescadores del Mar de Galilea, regresan contentos y entusiasmados de lo bien que les ha ido... Es entonces cuando Jesús se anima al ver que sus discípulos son capaces de anunciar el Reino a la gente pobre y sencilla. Esta gente sencilla llevaba una vida de sufrimientos económicos y morales. Por eso anhelaban la llegada de un Mesías que les ofreciera un nuevo estilo de vida.

La sociedad judía, -dominada por la clase sacerdotal y por los fariseos-, quitaba todo protagonismo a los pobres (gente humilde del campo que desconocía la ley de Dios), los anulaba para convertirlos en vasallos pasivos. La opresión que causaban los impuestos romanos sobre el pueblo campesino, (cobrados por una legión de recaudadores al servicio del Sumo Sacerdote de Jerusalén o al servicio del reyezuelo Herodes Antipas en la región de Galilea), se veía agravada por la opresión moral que generaban los fariseos y escribas sobre la conciencia de estos pobres.

 La vida de los humildes campesinos tropezaba con la opresión económica (tributaban más del 60% de sus cosechas a los romanos) y con el cumplimiento de los más de 600 mandamientos religiosos que habían establecido los fariseos.
Jesús constata que su mensaje genera entusiasmo en los pobres, y que es una liberación para ellos. A medida transcurren los años de nuestra vida, solemos tener un déficit de alegría y optimismo. Para muchas personas, alcanzar la edad adulta supone perder las expectativas positivas y sumergirse en un desánimo constante y continuado.

Hay quienes intentan justificar su amargura personal queriendo ver maldad, intereses creados, hipocresía y apatía... a su alrededor. Para ellos y ellas no hay posibilidad de cambio ni de mejora. Y cuando atisban que algo puede cambiar a mejor, centran todo su interés en cercenar las expectativas positivas que comienzan a crecer.

Desánimo o frustración no son actitudes cristianas. Es necesario que tengamos la mirada profunda de Jesús para descubrir cómo el Reino de Dios se abre paso. El Adviento es tiempo para alimentar nuestra esperanza, alegría y deseo de seguir comprometidos con la causa de Jesús.