SÓLO 1 SEGUNDO
Parroquias de La Purísima Concepción (Alcadozo) y de Santiago Apóstol (Lietor) Albacete
SÓLO 1 MINUTO, 28 DE NOVIEMBRE
LA CASA DE LOS MIL ESPEJOS
Se dice, que
hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día,
un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las
puertas de dicha casa.
El perrito
subió lentamente las viejas escaleras de madera y se topó con una puerta
semiabierta. Lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta
que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo, tan fijamente,
como él les observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar
sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente
sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido
al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.
Cuando el
perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo:
- ¡Qué lugar tan
agradable!
- Voy a venir más seguido a visitarlo.
Tiempo
después, otro perrito callejero, entró en el mismo edificio y llegó a la misma
habitación. A diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000
perritos, se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera
agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente los otros 1000 perritos gruñeron
igual que él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los 1000 perritos le ladraron
ferozmente.
Cuando
este perrito salió del cuarto pensó:
- ¡Que lugar tan horrible es éste!
- ¡Qué
perros más desagradables y agresivos!
- Nunca más volveré a entrar allí.
En la
pared de dicha casa, se podría ver un viejo letrero que decía:
- La casa
de los 1000 espejos.
- Y es que todos los rostros del mundo son nuestros espejos.
JUEVES DE LA 34 SEMANA, 28 DE NOVIEMBRE
EVANGELIO
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada
por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en
Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los
que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de
venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén
encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta
tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán
cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta
que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las
estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo
del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la
ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra
libe- ración».
Lucas 21, 20-28
COMENTARIO
Seguimos con el lenguaje apocalíptico de días anteriores. En las
palabras del texto de hoy resuenan expresiones tomadas del Libro de Daniel, un
profeta que expresó su mensaje con lenguaje apocalíptico.
El libro del profeta Daniel, en su capítulo noveno, hablaba del
juicio de Dios del final de los tiempos. Este juicio vendría precedido de la
destrucción de la ciudad de Jerusalén y del Templo. El escritor del Evangelio
une las palabras apocalípticas del profeta Daniel con la experiencia histórica
de la destrucción de Jerusalén.
El texto que leemos tiene dos partes diferenciadas: La primera
parte habla de la destrucción de la ciudad de Jerusalén y su Templo. La
destrucción del Templo de Jerusalén supuso un fuerte golpe psicológico para los
primeros cristianos, todavía con hondas raíces judías en sus mentes. Ese
acontecimiento marca el final de la historia del pueblo de la antigua Alianza.
De ahora en adelante ya no tiene sentido aquella distinción que hacían los
israelitas entre los judíos y los paganos. En adelante sólo existe el nuevo
pueblo de Dios, que estará formado por personas venidas de todos los lugares de
la tierra. La iglesia comienza a tomar conciencia de ser «católica» (palabra
griega que significa: universal)
En la segunda, y con un lenguaje tomado del libro de Daniel
(lenguaje apocalíptico), se nos habla de ese personaje misterioso para hacer
todo nuevo: el «Hijo del Hombre». Esta expresión se refiere al Mesías y subraya
su humildad, humanidad y capacidad para ser solidario con las personas.
El final del texto es una invitación para aquellos primeros
cristianos y para nosotros: «Levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación»
Se nos invita a ser creyentes de forma activa, esforzándonos por transformar el
pequeño trozo de historia en el que nos ha tocado vivir; confiando en que Jesús
ha inaugurado un tiempo nuevo en el que puede ser vencido el dolor y la muerte.
Como cristianos debemos transmitir esta confianza en el bien, más
allá de las dificultades. Con el aliento evangélico como referemcia podemos
construir una historia más digna y humana.
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