Parroquias de Alcadozo y Liétor: VIERNES DE LA SEMANA 33, 22 DE NOVIEMBRE

VIERNES DE LA SEMANA 33, 22 DE NOVIEMBRE






Entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: «Mi casa es casa de oración»; pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos»». Jesús enseñaba todos los días en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.


Lucas 19, 45-48
COMENTARIO

La escena de la expulsión de los vendedores del Templo cuadra perfectamente con el estilo profético que asumió Jesús en multitud de ocasiones. Los profetas de Israel no sólo hablaban. De tanto en tanto realizaban «acciones simbólicas» a través de las cuales ofrecían un mensaje relacionado con la salvación que Yahvé sigue ofreciendo a su pueblo. Estas acciones simbólicas a veces eran muy sencillas. Por ejemplo, el profeta se presentaba con un cesto de higos podridos ante el rey para hacerle comprender que de igual forma estaba extendida la corrupción y la podredumbre en la corte real... o colocaba una plomada sobre una pared abombada que amenazaba ruina, para hacer ver al pueblo que sus injusticias iban a dar al traste con el pueblo de Dios.


El pueblo de Israel purificó el Templo en multitud de ocasiones. Siempre que había un cambio importante, purificaban el Templo. Era una forma de hacer públicamente «borrón y cuenta nueva». Purificaron el Templo cuando regresaron del exilio de Babilonia; querían comenzar una nueva vida como pueblo fiel al Señor. Cuando los guerrilleros «macabeos» vencieron a los griegos y lograron una cierta independencia política y religiosa, purificaron también el Templo: deseaban iniciar un nuevo estilo de vida...

En el evangelio de hoy, Jesús se está acercando a Jerusalén, donde van a ocurrir acontecimientos tan importantes como su muerte en cruz y resurrección. El evangelio de Lucas es consciente de que se trata de un acontecimiento excepcional que va a dar lugar al nacimiento definitivo del Nuevo Pueblo de Dios... Para subrayar la importan cia de esta novedad, sugiere una «purificación» del Templo. Pero esta purificación se realiza según el estilo de actuar de Jesús. La actividad en Jerusalén comienza con la purificación del Templo, que ha dejado de ser la casa del Padre para convertirse en una cueva de ladrones.

El paso del tiempo suele madurar nuestra fe, pero también, con frecuencia, se recarga de adherencias poco evangélicas. Necesitamos purificarnos. Aunque nos duelan, nos hacen bien los «gestos proféticos» que sacuden de vez en cuando nuestra inercia histórica. También la Iglesia necesita ser purificada por el Señor.

Los cristianos debemos transitar un camino de constante renovación, en lo personal y en lo comunitario. Debemos buscar momentos significativos que nos ayuden a renovarnos como personas y como creyentes. A ello nos ayuda la reflexión continua y los gestos valientes que expresan cambios que nos acercan más al mensaje y a la persona de Jesús.