Y también:
Santos Filemón
y Apia, discípulos de San Pablo y San Pragmacio.
Y destacamos a:
Santa Cecilia
Santa Cecilia, miembro de una distinguida familia pagana se
convirtió a la nueva religión, el cristianismo, que estaba haciendo temblar los
cimientos del poderosísimo imperio romano.
El prefecto de la ciudad, irritado, busca un
pretexto para condenar a Cecilia. Le pide cuentas de los bienes de su marido y
de su hermano. Ésta le responde que los ha distribuido entre los pobres. La
puede condenar por ello, pero le propone perdonarla si ofrece un sacrificio a
los dioses romanos. Cecilia le replica que no hay más Dios que el Dios de los
cristianos, y que los ídolos son patrañas.
No te cuento su muerte...pero te la puedes
imaginar.
En una Iglesia levantada en el lugar donde estaba
su casa fue el primer sitio donde se hacía la misa cantada, de ahí que es la
patrona de la música.
Esto es lo más complicado de ser “santo"… ¡cómo
acaban su vida!
Ya lo dijo Tácito:
Rara temporum felicitate ubi sentire quae velis et
quae sentias dicere licet.
Son raros los tiempos en los que se puede, a la
vez, sentir lo que se quiere y decir lo que se siente
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