Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz al Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amás, Amos a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaguín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquirn, Aquim a Eflud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matan, Matan a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.
Mateo 1, 1-17
COMENTARIO
Si tuviéramos que resumir en una frase el
significado del evangelio de hoy podíamos resumirla en los siguiente: “una
lección de humildad”. Efectivamente, la larga lista genealógica de Jesús
manifiesta el lento del discurrir del tiempo y la huella divina que lo impregna
todo (permitidme la expresión)
El Mesías, el esperado, no vino “de
pronto” y asustando al personal; vino tras una compleja red de acontecimientos históricos
reveladores de lo mejor y de lo peor de lo que es capaz la condición humana
(porque hay que ver la catadura moral, según nuestros esquemas, de alguno de
los/las tatarabuelos/las de Jesús). Pero al final vino.
Y como venimos diciendo últimamente,
Jesús marcó tendencia humana y religiosa. Deberíamos aprender de este “lento
proceder de Dios” cuando soñamos con una humanidad que ha hecho de la celeridad
uno de las más altas expresiones de la eficacia.
Ser rápido en la vida es, para nuestra
cultura, signo de eficacia. Y no digo yo que no sea así en alguna
circunstancia, pero en las cosas del espíritu, como en las del querer, la “fast food” perjudica más que alimenta.
Y deberíamos aprender también de cómo lo
bueno, en ocasiones, aparece necesariamente trenzado con lo ambiguo si no
también con lo contradictorio. Alguno de los antepasados de Jesús serían tildados
hoy de criminales, fundamentalistas y personas (ellos y ellas) de dudosa
ascendencia moral. Pero a pesar de eso… el mesías vino.
Hago este comentario porque en ocasiones
rodeamos lo religioso de una pureza que nunca ha tenido, no porque no sea
deseada, sino porque es tan imposible como el “círculo cuadrado”. Ya lo dijo el
mesías, el esperado, trigo y cizaña siempre van juntos.
Las genealogías, como asunto literario, es de gran tradición en el pensamiento bíblico. Una reflexión el sentido teológico de los árboles genealógicos en el judaísmo puedes encontrarla pulsando en este punto rojo de más abajo.