Parroquias de Alcadozo y Liétor: abril 2015

MENSAJE PARA LA CUARTA SEMANA DE PASCUA


SÓLO 1 MINUTO, JUEVES



LAS TRES PUERTAS



Un joven discípulo llega corriendo muy molesto y preocupado a la casa de su maestro.

- Oye maestro, hoy me contaron que alguien que dice ser amigo tuyo, ha estado hablando a tus espaldas muy mal de ti en delante de mucha gente, me parece que eso no está bien, yo creo que deberías....
¿Espera un poco, no te apresures! – le interrumpe el maestro- Dime joven discípulo, lo que vas a contarme, ya has hecho que pase por las tres puertas?

- ¿Cómo por las tres puertas maestro, no entiendo, a que te estas refiriendo?

- Mira la primera puerta es la verdad. ¡Estas seguro de que lo que quieres contarme, es absolutamente cierto?

- No, no tengo toda la certeza maestro, pues me lo contó un vecino.

- ¿Y la has hecho pasar por la segunda puerta?

- No, no sé cual es la segunda puerta maestro. - La segunda puerta es la de la bondad. Dime, eso que quieres contarme, ¿es en verdad bueno para alguien?.

- No, no creo que sea bueno, al contrario, me parece muy malo...

- Ah vaya. Y dime ha pasado por la tercera puerta.

- No lo se, por favor dime cual es esa puerta.

- La ultima puerta es la necesidad. Dime joven discípulo, ¿crees que aquello que
te ha traído aquí tan inquieto y molesto, es en verdad necesario?.

- No maestro, en verdad, no creo que sea necesario.

- Entonces – le dijo el maestro sonriendo- si no es verdadero, si no es bueno, y si
no es tampoco necesario, entonces es mejor que lo olvidemos para siempre.

EL EVANGELIO DE HOY, JUEVES 30 DE ABRIL



EVANGELIO
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe recibe al que me ha enviado.»

Juan   13, 16-20

COMENTARIO

Creo que lo que realmente más fastidiaba a los judíos  en relación con la personalidad de Jesús, era el hecho de que su “ser Hijo del Padre”, le convertía, de hecho, en el único beneficiario de su “herencia”. Ellos, los judíos, tan creídos de ser “pueblo elegido” no podían consentir que un judío “menor y marginal” se adjudicara tal legado.

Como suele suceder en estos casos una enorme atrofia de olfato padecían tales judíos. Yo entendería esa actitud por parte de los judíos si la herencia hubiera consistido en un “trono” de gloria o en un Reino Eterno por los siglos de los siglos amén. Pero no…al parecer , la herencia fue una jofaina, una toalla y un par de maderos entre-cruzados.

Ni por asomo, los contemporáneos de Jesús, se olían ese aroma heredado del Padre. Han pasado más de veinte siglos y seguimos con los mismo. Todavía hay gente que en la Iglesia sueña con “hacer carrera” de la que se ve y de la que no se ve. Esta última es todavía más peligrosa, quizás porque se reviste de esa humildad vaciada de su esencia que al final saca el filo: “o conmigo o contra mi”.

La  herencia por “ser Hijo del Padre” está claro cuál fue: “Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica”. Probablemente por este motivo los únicos “herederos” que quedaron a los pies de la cruz fueron su madre –la mujer ya no estaba para echar a correr y además las madres son expertas en “permanecer”- y Juan, el discípulo amado, que, sinceramente, no sabía muy bien qué hacía allí y lo que le complicaba aquella “permanencia”.

De olfato, los judíos, nos es que estuvieran muy bien dotados. La pregunta, en plan existencial, hemos de recibirla nosotros ahora. Y nuestro olfato ¿cómo va?. Recibir la herencia del Padre, por nuestra parte, “ser hijos en el Hijo”, es estar dispuesto a recorrer cada día un camino alternativo que resulta ser “inversamente proporcional” a lo que, a ojos de este mundo, significa “tener”, “poder” y “figurar”.

El testamento está abierto, el notario es gratis, basta con estampar la firma o en su defecto… visitar al otorrinolaringólogo.