EVANGELIO
En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
–Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Mateo 18, 16-20
COMENTARIO
A vista de pájaro el evangelio de hoy es insulso. Más aún si
su contexto es la fiesta litúrgica de hoy: la Santísima Trinidad. Ahora que no
nos oye nadie os tengo que confesar que cada vez que llega esta fiesta
trinitaria tiemblo, porque en cualquier “manual del buen predicador” uno no se cansa
de leer que es la fiesta cristiana por excelencia, o que es lo “distintivo” de nuestra religión:
un Dios Trinidad. Yo, la verdad, es que después de veinte años de estos
menesteres, soy incapaz de encontrarme cómodo tal día como hoy.
En esta fiesta se ha dicho de todo; que Dios es “comunidad”
(Padre-Hijo-Espíritu); que Dios no pude ser sólo Uno, dado que “ama tanto y tan
bien” que no tiene más remedios que des-doblarse (en este caso
“des-triplicarse”) como efecto de su amor. … Absteneros de poner “caras raras”.
Yo digo lo que oído o me han contado. Y para qué deciros a los que tenéis ya
“cierta edad”, casi casi que os despertasteis a la fe con eso de que Dios es
“una sola Naturaleza y Tres Personas distintas”.
Para mi, lo único claro de esto es que Jesús de Nazaret se
refería a alguien como Padre y prometió el envió de otro alguien, el Espíritu.
¿Por qué hablo así Jesús?, a Él tendríais que preguntárselo.
Con boca pequeña y en voz baja sólo me atrevo a deciros lo
que yo siento. Jesús, el Dios-con-nosotros, vivía en la convicción de que había
un Principio (el Padre) que todo lo envolvía. Y sentía que ese Padre nunca nos
fallaría y que siempre, en presente, estaría envolviéndonos (el Espíritu).
Probablemente, el hombre histórico Jesús, por diversos motivos, sabía que
llegaría un día que Él no iba a estar, y quiso transmitirnos que a pesar de esa
realidad, nada habían de temer sus discípulos porque hubo alguien que nos dio
la vida (el Padre) y hay alguien que la mantiene (el Espíritu). De alguna
manera, Jesús explicó a Dios como pudo, según sus propias convicciones y las de su época.
Y desde la "experiencia" divina de Jesús nosotros podemos confiar que Dios está "de nuestra parte" como Padre, es cómplice de nuestros mismos sentimientos como Hijo y Hermano, y su "aire" -Espíritu-, lo llevamos todos en nuestro interior. Dios no es un "extraño" a nosotros, es "para" nosotros, "con" nosotros y "desde" nosotros
Y desde la "experiencia" divina de Jesús nosotros podemos confiar que Dios está "de nuestra parte" como Padre, es cómplice de nuestros mismos sentimientos como Hijo y Hermano, y su "aire" -Espíritu-, lo llevamos todos en nuestro interior. Dios no es un "extraño" a nosotros, es "para" nosotros, "con" nosotros y "desde" nosotros
Por eso, en el evangelio de hoy, hay tanta “tensión”:
adoración y duda, cielo y tierra, presente y futuro. Es como si Jesús dijera:
Dios lo es todo porque lo resiste todo.
No se si tiene mucho que ver o no, pero Pablo Neruda en Cien
sonetos de Amor escribe:
“y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos”
Quizás no haya otra forma de vivir con sentido, ni otra
forma de creer con sensatez.