EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»
Marcos 4, 21-25
COMENTARIO
Hay un cristianismo de baja intensidad
muy preocupante. Consiste en una mezcla de tres actitudes que por separado son inofensivas,
pero que unidas constituyen una bomba antropológica digna del mejor de los
estudios sociológicos. Me explico.
Imaginemos a una persona que se pasa buena parte de su vida haciendo gala de su pequeñez (soy poca cosa, no soy digno de…); imaginemos del mismo modo a otra
persona que con buen criterio ha decidido no dar lecciones a nadie y por tanto
no ejercer de maestro de nada (quien soy
yo para decir tal o cual cosa…, doctores tiene la iglesia …); imaginemos
finalmente a quien, incluso con buen criterio, hace suyo en la apuesta pública de su fe el cantar de Machado, que dice así: "nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi
canción, yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón".
Imaginemos….
Un cristianismo de baja intensidad y unos
cristianos de bajo perfil, efectivamente se nutren de instituciones y personas
conscientes de su pequeñez, muy cómodos en su invisibilidad, y rodeado de un
glamour espiritual propio de caminantes, cuya huella se va borrando del mismo
modo que la estela se desdibuja en el mar.
Dicho en mejores palabras de Jesús,
quizás sea este el cristianismo propio
de un candil puesto bajo el celemín o la cama… si hay que encenderlo se enciende, pero encenderlo para nada…
Por eso Jesús fue muy contundente: un cristianismo
de tan escasas proporciones acaba no siendo medida para nadie… ni para uno
mismo. Simplemente … no es nada.