Parroquias de Alcadozo y Liétor: mayo 2022

EVANGELIO DEL LUNES 30 DE MAYO. SEMANA 7 DEL TIEMPO DE PASCUA.


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: - «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.» Les contestó Jesús: - ¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.»
Juan 16, 29-33

EVANGELIO DEL DOMINGO 29 DE MAYO. FIESTA DE LA ASCENSIÓN DE JESUS


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Lucas  24, 46-53

EVANGELIO DEL VIERNES 27 DE MAYO. SEMANA 6 DEL TIEMPO DE PASCUA.


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»
Juan 16, 20-23


COMENTARIO

Los textos evangélicos están marcados por la cultura y por las concepciones religiosas del momento. Esto lo hemos dicho muchas veces. 

 

La imagen del parto, aparte de una cuestión biológica, en tiempo de los judíos tenía una fuerza cultural tremenda dado el alto índice de mortalidad que había. 

 

Funciona en el texto el esquema típico de muchas religiones: paraíso (estado de "buena ventura") - caída (parto, dolor, desgarro, sufrimiento) - redención (salvación, vida alumbrada, vida nacida).

 

Al final, la primitiva comunidad cristiana nos está avisando de que el cristianismo como religión, y la fe desde Jesús de Nazaret como estilo de vida, es un continuo "alumbramiento". 

 

Los paraísos no son de este mundo, por tanto, los claro-oscuros, los contrastes, la ambigüedades pertenecen al día a día de nuestro convivir. 

 

En este sentido, es curioso conocer que el origen de la palabra paraíso vendría a significar un lugar "ajardinado" pero "cercado". 

 

Lo propio del parto es "des-cercar", des-proteger, "intemperizar" una nueva vida. Al fin y al cabo eso es vivir.

 

Trayendo el texto al hoy de nuestra vida creo que sirve adecuadamente para dar sentido a nuestra creencia. Creer no es ahorrarse el esfuerzo y la pasión del alumbramiento diario. 

 

Es necesario tener ideales (paraísos) que a modo de referencias nos permiten vislumbrar el sentido más o menos pleno de lo que hacemos, pero la vida, el alumbramiento cotidiano es un espacio y un tiempo de contrastes.

 

 



EVANGELIO DEL JUEVES 26 DE MAYO. SEMANA 6 DEL TIEMPO DE PASCUA.


EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver.» Comentaron entonces algunos discípulos: - «¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?» Y se preguntaban: - «¿Qué significa ese "poco";? No entendemos lo que dice.» Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: - «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.»
Juan   16 , 16-20

EVANGELIO DEL DOMINGO 22 DE MAYO. SEMANA 6 DEL TIEMPO DE PASCUA.



EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La Paz os dejo, mi Paz os doy: No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: 
«Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.

Juan   14, 23-29

EVANGELIO DEL MIERCOLES 11 DE MAYO.SEMANA 4ª DEL TIEMPO ORDINARIO


EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. 
Yo he venido al mundo como luz, y así el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»


Juan   12, 44-50

COMENTARIO

Es posible descubrir en cada una de las semanas de este tiempo de Pascua un cierto lema que da unidad al itinerario de este tiempo litúrgico. Pasado el tiempo de los testigos y de los testimonios (primera y segunda semana), Cristo es presentado como pan vivo (tercera semana) y como luz (cuarta semana, en la que estamos).

Y justo a mitad e la semana aparece la frase culmen: “Yo he venido al mundo como luz”. Otras religiones hacen del misterio y de lo oculto la razón de ser de la creencia. Pero el cristianismo, al menos fundacionalmente, tiene que ver con la luz. 

En su nacimiento Jesús es comparado con el “sol naciente” o la “luz que nace de lo alto”, los testimonios de la resurrección “ocurren” al “amanecer”; Jesus se presenta como la “luz del mundo”.

Quizás por eso todos los verbos con los que “se relaciona” la palabra Jesús en el evangelio de hoy son verbos positivos: Jesús ha venido a “salvar” y a ofrecer la “vida eterna”. Y sus contrapuntos son: “tiniebla” y “condena”.

Por tal razón, cuando nos empeñamos en convertir el cristianismo en una religión difícil, llena de inconvenientes y de normas,  en el fondo estamos siendo obsesivamente infieles al sentido común que portaba Jesús.

Aportar “lucidez” allí donde estamos, “poner luz” en medio de las realidades incómodas y conflictivas, “facilitar la vida” (quitando los obstáculos)…todo esto, quizás sea una buena manera de seguir la estela marcada en su día por el maestro de Galilea.