Parroquias de Alcadozo y Liétor

EL EVANGELIO DEL 6 DE DICIEMBRE

JUEVES








EVANGELIO
Dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente».

Mateo 7, 24-27


COMENTARIO
«La roca» era una imagen muy interesante para las personas del país de la Biblia: Permitía orientarse en el desierto, defenderse sobre ella de los animales salvajes y de los perseguidores. A su sombra una persona se resguardaba del castigo del sol, e incluso podría encontrar agua entre sus grietas. Muchas ciudades, entre ellas Jerusalén, fueron construidas sobre formaciones rocosas. Pero la «Roca Firme» es Yahvé. Dios es la Roca que no cede nunca, sobre la cual se puede estar seguro.


El texto de hoy nos invita a construir la Navidad sobre los valores de la fe; aquellos que permanecen a través del tiempo. La Navidad que se nos ofrece desde los medios de comunicación se sustenta sobre arenas inconsistentes del consumo y la alegría vacía. El Evangelio de hoy es una invitación a centrarnos en el Señor.


El cristiano trabaja en sus distintas tareas por una serie de valores que ayudan a construir una sociedad sólida, sustentada en aquellas convicciones que dan densidad a la vida. La Navidad puede ser un excelente tiempo para subrayar algunos valores que contribuyen al crecimiento humano y cristiano. Pero una Navidad de consumo también puede convertirse en tiempo vacío que en nada contribuye a sustentar la vida en convicciones firmes.

EL EVANGELIO DEL 5 DE DICIEMBRE

MIÉRCOLES


EVANGELIO

Pasando junto al lago de Galilea Jesús vio a dos hermanos: a Simón al que llaman Pedro y a Andrés, que estaban echando una red en el lago, pues eran pescadores.

Les dijo:
-Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Inmdiatamente dejaron las redes y le siguieron.
Pasando adelante vio a otros dos hermanos: A Santiago y a Juan, hijos del Zebedeo, que estaban en la barca repasando sus redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Mt 4,18-22

COMENTARIO
El evangelio de hoy narra la llamada de los primeros discípulos según la versión de Mateo. El escenario del relato es la ribera del lago de Galilea, también llamado lago de Tiberíades o de Genesaret. Tiene 21 kilómetros de largo y 11 km. en su parte más ancha. La superficie del agua está a más de 200 metros bajo el nivel del mar Mediterráneo. El caudal del agua procede del río Jordán y de algunos manantiales que nacen en sus orillas. En sus riberas había abundante pesca, aunque escasa variedad de peces. Existía una floreciente industria de salazón de pescados.

No resulta difícil imaginarse a Jesús paseando por este hermoso lugar y observando a los pescadores en sus faenas ordinarias. Aquí vio a dos hermanos (Simón y Andrés) y los invitó a seguirlo. La acción de Jesús comienza por la mirada y prosigue con la palabra.
Cuando el evangelio subraya las palabras «pesca» y «pescadores», no sólo está describiendo la realidad histórica en la que vivieron los primeros apóstoles, sino que está también recordando textos del profeta Ezequiel. Este profeta describe la nueva creación de Dios, como un gran caudal de agua pura, limpia y llena de multitud de peces que serán pescados por pescadores que echarán sus redes en esas aguas. (Ezequiel 47, 10-11)
Del apóstol Andrés se nos dice en el evangelio que era hermano de Pedro. Su nombre no es hebreo, sino griego, cosa habitual en Galilea, si tenemos en cuenta que en aquella región convivían ciudades de cultura judía con otras eminentemente griegas. Andrés es una persona en constante proceso de búsqueda. Comenzó siendo discípulo de Juan Bautista. Se entusiasmó con el proyecto de este profeta que enseñaba a cambiar la propia vida para cambiar la situación del pueblo de Israel. Siguiendo las orientaciones de Juan Bautista se acercó a Jesús y comenzó a seguirle. El cristiano se siente llamado por Jesús para anunciar su salvación; una salvación que no sólo se dice de palabra, sino que se concreta en acciones diarias.



EL EVANGELIO DEL 4 DE DICIEMBRE


MARTES

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

COMENTARIO
El evangelio de hoy presenta a un Jesús entusiasmado, contento y agradecido a Dios Padre... Algunos autores denominan a este texto: el “Magníficat de Jesús”.¿Por qué está Jesús contento y lleno de alegría? Jesús ha enviado a setenta y dos discípulos a anunciar el Reino de Dios, a curar a los enfermos, a devolver la alegría a los tristes, a llenar a los pobres de esperanza...  Los setenta y dos discípulos, que en su mayoría son sencillos pescadores del Mar de Galilea, regresan contentos y entusiasmados de lo bien que les ha ido... Es entonces cuando Jesús se anima al ver que sus discípulos son capaces de anunciar el Reino a la gente pobre y sencilla. Esta gente sencilla llevaba una vida de sufrimientos económicos y morales. Por eso anhelaban la llegada de un Mesías que les ofreciera un nuevo estilo de vida.

La sociedad judía, -dominada por la clase sacerdotal y por los fariseos-, quitaba todo protagonismo a los pobres (gente humilde del campo que desconocía la ley de Dios), los anulaba para convertirlos en vasallos pasivos. La opresión que causaban los impuestos romanos sobre el pueblo campesino, (cobrados por una legión de recaudadores al servicio del Sumo Sacerdote de Jerusalén o al servicio del reyezuelo Herodes Antipas en la región de Galilea), se veía agravada por la opresión moral que generaban los fariseos y escribas sobre la conciencia de estos pobres.

 La vida de los humildes campesinos tropezaba con la opresión económica (tributaban más del 60% de sus cosechas a los romanos) y con el cumplimiento de los más de 600 mandamientos religiosos que habían establecido los fariseos.
Jesús constata que su mensaje genera entusiasmo en los pobres, y que es una liberación para ellos. A medida transcurren los años de nuestra vida, solemos tener un déficit de alegría y optimismo. Para muchas personas, alcanzar la edad adulta supone perder las expectativas positivas y sumergirse en un desánimo constante y continuado.

Hay quienes intentan justificar su amargura personal queriendo ver maldad, intereses creados, hipocresía y apatía... a su alrededor. Para ellos y ellas no hay posibilidad de cambio ni de mejora. Y cuando atisban que algo puede cambiar a mejor, centran todo su interés en cercenar las expectativas positivas que comienzan a crecer.

Desánimo o frustración no son actitudes cristianas. Es necesario que tengamos la mirada profunda de Jesús para descubrir cómo el Reino de Dios se abre paso. El Adviento es tiempo para alimentar nuestra esperanza, alegría y deseo de seguir comprometidos con la causa de Jesús.

EL EVANGELIO DEL 19 DE JUNIO

MARTES


EVANGELIO
Dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo’.
Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos?
Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles?
Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Mateo 5, 43-48

COMENTARIO
«Amarás a tu prójimo». La primera parte de este dicho es una cita del libro del Levítico 19,18. La segunda parte «odiarás a tu enemigo» no forma parte de la escritura. Parece ser que fue una expresión introducida por los esenios, una especie de eremitas, refugiados en el desierto, que odiaban a los romanos y vivían al margen de todo contacto con el mundo político, social y religioso de aquella época.
Pero, ¿qué se entendía por «prójimo» en la época del AT y en tiempos de Jesús? Prójimo era tan sólo la persona de etnia judía que compartía la fe en Yahvé. Cierto que uno se hacía miembro del pueblo elegido cuando aceptaba la fe de Israel; pero, aun en ese caso, había ciertas reservas: quien no se convertía al judaísmo de una manera espontánea, y en el menor tiempo posible, no era un prosélito en el sentido pleno de la palabra, no era «prójimo».
Jesús elimina por completo la concepción antigua de «prójimo» al utilizar la fórmula más amplia que se puede utilizar en este campo: «Amad a vuestros enemigos» Lo que quiere decir esa formula es que todo el mundo es tu prójimo, y a todo el mundo tienes que amar. Cierto que también en el AT existía el precepto del amor a los enemigos; pero rara vez se llegaba a la enseñanza explícita sobre el tema, o la gente se contentaba con no sobrepasar la frontera negativa: «Si tu enemigo cae, no te alegres» (Libro de los Proverbios)
En un mundo marcado por la ansiedad y la violencia, los cristianos debemos ser signos de paz, serenidad y perdón, manteniendo los abrazos bien abiertos para hacer de cada ser humano, nuestro «prójimo», superando barreras étnicas y culturales.